¿Por qué tenemos tanto miedo a la muerte si es una parte inevitable de la vida? ¿Qué viene después de la muerte? ¿Existe la vida eterna? Como todo tema incierto o desconocido, la muerte parece siempre estar rodeada de un sinfín de preguntas y miedos. Y como el ser humano siempre busca respuestas, muchos de nosotros las encontramos en la religión. Por eso, nos pareció interesante entrevistar a 3 líderes religiosos de distintas denominaciones para ver cómo se aborda el tema de la muerte desde el judaísmo, catolicismo, y cristianismo evangélico.
Miedos más frecuentes relacionados a la muerte
Si sos de las personas que viene compartiendo con nosotros los espacios en RRSS y el blog, seguro conocés o escuchaste hablar del Padre Cristóbal. Hemos conversado con él y le preguntamos, cuáles creía él que eran los miedos más frecuentes relacionados a la muerte. Y con la sencillez que le caracteriza, y sin dar muchas vueltas, respondió que estos miedos pueden ser muchos y diferentes, pero tienen algo en común, y es que solo pueden venir de la falta de fe.
Para el Rabino Gustavo, sin embargo, muchos de los miedos asociados a la muerte tienen que ver con el hecho de que cuando alguien cercano muere, nos recuerda sobre nuestra propia mortalidad, especialmente cuando fallecen nuestros padres, y nosotros nos convertimos en los “próximos a ir”. La incertidumbre y ese sentimiento de que uno no tiene el control también juegan un papel importante.
La Pastora Bethany de Abreu, del Centro Familiar de Adoración, explica que el miedo surge cuando no tenemos conocimiento o esperanza. Si no sabemos dónde vamos a pasar la vida eterna, todas esas preguntas sobre lo desconocido pueden llegar a superarnos. Pero para las personas que están seguras en su fe, y que aceptan que la vida eterna es una realidad, entonces, ese miedo se disipa. “Eso no quiere decir que no nos duele cuando perdemos a alguien, pero el miedo y el dolor son dos cosas muy diferentes,” explica la Pastora Beth. “Duele, sí, y no está mal que lloremos, pero existe el consuelo de que esa persona tan querida está viviendo su vida eterna, y debemos dar las gracias por la vida que compartimos aquí en la tierra con ellos.”
La vida eterna para los Judíos
Para los judíos, la vida eterna está en el Olam habá, o el mundo venidero. Allí, no hay necesidad corpórea. Todo es sabiduría y la espiritualidad es total. Y a diferencia de los cristianos, los judíos no creen que el infierno, o Gehinnom, es un lugar definitivo, sino más bien un lugar donde el alma del fallecido puede estar por un tiempo hasta redimir lo que le faltó o donde falló. Los hijos, con sus rezos y buenas acciones, inclusive pueden sacar a sus padres de ahí. No obstante, como explica y aconseja el Rabino Gustavo, este mundo venidero es a futuro, debemos trabajar en el mundo que estamos viviendo hoy y “…debemos tomar conciencia de que debemos dejar nuestra huella. La tradición judía es que los padres viven en sus hijos. Debemos dejar un buen nombre y legado para aquellos que van a seguir nuestras enseñanzas. Debemos ser piadosos con nuestros semejantes, disfrutar de nuestras vidas con nuestras familias, y tomar conciencia de que Dios está viendo todo lo que hacemos. Tenemos que ser la mejor versión de nosotros mismos.”
La muerte para los cristianos evangélicos
La Pastora Beth explicó que los cristianos evangélicos comparten esta visión sobre la importancia de nuestras acciones en vida. “La vida en abundancia comienza aquí en la Tierra. Eso no quiere decir que estamos exentos del dolor, pero nosotros creemos que, si elegimos a Jesús, como él es el Príncipe de la Paz, aunque estemos atravesando un momento difícil, Él nos dará paz y esperanza. Así también, debemos poner a nuestra fe en acciones, como en ayudar a los enfermos y más débiles. La vida que elegimos aquí continuará en la eternidad.”
Qué hay después de la muerte, según la religión católica
Y para el Padre Cristóbal, en la religión católica, si bien existe una creencia de lo que hay después de la muerte, su sensata recomendación es que leamos y estudiemos el Catecismo de la Iglesia Católica - texto oficial promulgado en 1997 por San Juan Pablo II, cinco años después de su primera edición de 1992. Y su recomendación sobre cómo mejor prepararnos para ese momento en el que partimos de la tierra, es orar, orar y seguir orando. La oración es poderosa y nos ayuda a mantenernos en el camino de la palabra de Dios y sus 10 mandamientos.
En cuanto al duelo, el Rabino Gustavo describe que, en sus ritos de despedida, los judíos creen que es muy importante que la familia exprese su dolor. El concepto es no agregar más dolor, pero sí ayudarles, con nuestra compañía, en ir asumiéndolo de a poco. También durante estos ritos se hace mucho enfoque en el perdón, tanto pidiendo perdón a la persona fallecida como perdonándoles. “Esto inclusive nos permite perdonarnos a nosotros mismos. Muchas veces, es la propia gente la que tiene que cerrar su propio dolor y reproches, y esto ayuda a sacar ese dolor que quedó trancado,” explica.
En cuanto a los cristianos evangélicos, la Pastora Abreu nos dice que debemos tomar consuelo en que Dios nos quiere, y que conoce el dolor que estamos viviendo, porque como está descrito en la Biblia, Él mandó a su propio hijo a morir en la cruz, y, por ende, entiende lo que estamos pasando.
Conocer y aprender de las distintas religiones y cómo abarcan el tema de la muerte, la vida, y lo que viene después puede enriquecernos como personas. De hecho, creemos que esto viene muy ligado y de la mano del respeto porque practicamos este valor al conocer y aprender estas diferencias ya sean de raza, cultura, o religión. Al valorar y aprender de otros, nos volvemos más solidarios, tolerantes y respetuosos, y esto nos permite ver la vida con otros ojos, lejos de los prejuicios y estereotipos. O, inclusive al hacerlo, descubrimos que no somos tan distintos y nos unimos como humanidad. Un ejemplo es la enseñanza que casi todas las religiones predican, sobre la importancia de vivir la vida como personas de bien, haciendo el bien en nuestro paso por esta tierra.